Tuesday, July 17, 2012

EL Criollo en el Perú.

Esta vez me refiero al criollo, al hombre criollo sea de Lima nuestra ciudad capital o de cualquier lugar del Perú y necesito aclarar esto porque hay una confusión muy grande entre el criollo y el “acriollado”, este ultimo termino achacado a los costeños cuando se refieren al avivato al sinvergüenza que anda buscando la mejor manera de hacer nada y obtener más.

El criollo, nos recordaba una vez el compositor Manuel Acosta, es un tipo honrado, trabajador y sobre todo puntual, como ejemplo recuerdo haber leído una anécdota de la “tira” de Felipe Pinglo donde se castigaba a los tardones con la “silla eléctrica”, castigo que consistía en hacer beber un vaso lleno de pisco en lo que hoy se llama estilo callao, es decir “al hilo” y “sin respirar”, el asunto era que todo el mundo era puntual, no por el castigo sino porque era la costumbre.

Los criollos eran regularmente gente trabajadora:  obreros, tranviarios , trabajadores de construcción,  como muchos de nuestras glorias del futbol entre ellos Lolo Fernández, entonces tenemos al criollo un tipo trabajador algo que dista mucho del acriollado, que es básicamente un sinvergüenza, un holgazán, me consta que esta imagen ha sido difundida por nuestra gente del campo, de los andes al referirse a los tipos que trataban de aprovecharse de ellos, ese tipo es el acriollado no el criollo de verdad.

Cuando se refieren a las famosas fiestas de tres días que originalmente eras cinco: serenata, santo, corcova, respinguete y el anda vete; era que la jarana duraba pero los que trabajaban se iban al trabajo y luego regresaban a seguir la fiesta, las esposas se quedaban en casa del cumpleañero porque allí cocinaban para todos los invitados y salían con sus ollas con comida para los muchachos o venían los muchachos a comer a la casa del santo y se iban a la escuela todo el mundo seguía haciendo lo suyo el que faltaba al trabajo era el dueño del santo que regularmente tenia la venia de sus jefes en el trabajo bueno y si no tenias trabajo ni hablar allí te quedabas pero todo el mundo seguía en lo suyo.

Otra cosa muy importante lo da esta expresión:

“La mujer,  las hijas  y las hermanas de mis amigos son hombres para mi”

Los criollos de verdad no andan detrás de las puertas escondiéndose o “afanando” a las mujeres de la familia y, cuando había un interés por alguna mujer era regularmente el dueño de casa el primero en enterarse ya que se corría el riesgo de terminar en una bronca o ser excluido del grupo. A este respecto recuerdo que Marina Navarro conto en la televisión que a la salida de la iglesia la Recoleta en la plaza Francia de Lima, se había hecho usual la presencia de un moreno bien vestido cuya mirada ella notaba en el camino a su casa, contaba que se quedo petrificada cuando el moreno se acerco a su madre de cuyo brazo se acompañaba ella y sin darle una sola mirada y mirando solo los ojos de su madre le pidió permiso para poder visitar a su hija, Marina dijo “casi me muero”, ese hombre se llamó  Laureano Martínez Smart, barrioaltino que no necesito haber nacido fuera de Lima para componer el hermoso vals ”El provinciano” y el resultado de ese encuentro es que se casaron y fue su compañero mientras tuvo vida.

También quiero decir que ser criollo no es una cualidad de los capitalinos o de los costeños, ni hablar tengo muy buenos amigos criollos loretanos, huancaínos, cuzqueños, ancashinos, así como iqueños, chiclayanos y piuranos entre otros, de la capital ni hablar, tantos criollos, dirigentes sindicales, luchadores sociales, obreros, aparte de compositores, poetas, artistas plásticos, todos gente noble, dadivosa dispuestos a compartir contigo lo poco que tienen, esos son los criollos gente buena y trabajado pero sobre todo honrados.

Se podría escribir mucho sobre lo que son los verdaderos “criollos”, y si tú en verdad quieres ser un criollo aquí tienes estas pequeñas pautas si las sigues te vas a ganar el respeto de todo el mundo en la misma manera que tu respetas a los demás.

Por allí y por mi trabajo musical a veces me encuentro con acriollados tratando de hacerse notar con su fanfarronería y necedad, por mi parte lo único que hago es hacerme a un lado y los evito gracias a dios aunque pocos tengo amigos criollos de verdad que siempre están cuando lo necesito.