El criollo,
nos recordaba una vez el compositor Manuel Acosta, es un tipo honrado,
trabajador y sobre todo puntual, como ejemplo recuerdo haber leído una anécdota
de la “tira” de Felipe Pinglo donde se castigaba a los tardones con la “silla eléctrica”,
castigo que consistía en hacer beber un vaso lleno de pisco en lo que hoy se
llama estilo callao, es decir “al hilo” y “sin respirar”, el asunto era que
todo el mundo era puntual, no por el castigo sino porque era la costumbre.
Los criollos
eran regularmente gente trabajadora: obreros, tranviarios , trabajadores de construcción,
como muchos de nuestras glorias del
futbol entre ellos Lolo Fernández, entonces tenemos al criollo un tipo
trabajador algo que dista mucho del acriollado, que es básicamente un sinvergüenza,
un holgazán, me consta que esta imagen ha sido difundida por nuestra gente del
campo, de los andes al referirse a los tipos que trataban de aprovecharse de
ellos, ese tipo es el acriollado no el criollo de verdad.
Cuando se
refieren a las famosas fiestas de tres días que originalmente eras cinco:
serenata, santo, corcova, respinguete y el anda vete; era que la jarana duraba
pero los que trabajaban se iban al trabajo y luego regresaban a seguir la
fiesta, las esposas se quedaban en casa del cumpleañero porque allí cocinaban
para todos los invitados y salían con sus ollas con comida para los muchachos o
venían los muchachos a comer a la casa del santo y se iban a la escuela todo el
mundo seguía haciendo lo suyo el que faltaba al trabajo era el dueño del santo
que regularmente tenia la venia de sus jefes en el trabajo bueno y si no tenias
trabajo ni hablar allí te quedabas pero todo el mundo seguía en lo suyo.
Otra cosa muy
importante lo da esta expresión:
“La mujer, las hijas
y las hermanas de mis amigos son hombres para mi”
Los criollos
de verdad no andan detrás de las puertas escondiéndose o “afanando” a las
mujeres de la familia y, cuando había un interés por alguna mujer era
regularmente el dueño de casa el primero en enterarse ya que se corría el
riesgo de terminar en una bronca o ser excluido del grupo. A este respecto
recuerdo que Marina Navarro conto en la televisión que a la salida de la
iglesia la Recoleta en la plaza Francia de Lima, se había hecho usual la presencia
de un moreno bien vestido cuya mirada ella notaba en el camino a su casa,
contaba que se quedo petrificada cuando el moreno se acerco a su madre de cuyo
brazo se acompañaba ella y sin darle una sola mirada y mirando solo los ojos de
su madre le pidió permiso para poder visitar a su hija, Marina dijo “casi me
muero”, ese hombre se llamó Laureano Martínez
Smart, barrioaltino que no necesito haber nacido fuera de Lima para componer el
hermoso vals ”El provinciano” y el resultado de ese encuentro es que se casaron
y fue su compañero mientras tuvo vida.
También
quiero decir que ser criollo no es una cualidad de los capitalinos o de los costeños,
ni hablar tengo muy buenos amigos criollos loretanos, huancaínos, cuzqueños,
ancashinos, así como iqueños, chiclayanos y piuranos entre otros, de la capital
ni hablar, tantos criollos, dirigentes sindicales, luchadores sociales, obreros,
aparte de compositores, poetas, artistas plásticos, todos gente noble, dadivosa
dispuestos a compartir contigo lo poco que tienen, esos son los criollos gente
buena y trabajado pero sobre todo honrados.
Se podría escribir
mucho sobre lo que son los verdaderos “criollos”, y si tú en verdad quieres ser
un criollo aquí tienes estas pequeñas pautas si las sigues te vas a ganar el
respeto de todo el mundo en la misma manera que tu respetas a los demás.
Por allí y
por mi trabajo musical a veces me encuentro con acriollados tratando de hacerse
notar con su fanfarronería y necedad, por mi parte lo único que hago es hacerme
a un lado y los evito gracias a dios aunque pocos tengo amigos criollos de
verdad que siempre están cuando lo necesito.